6. PRIMERAS ACTIVIDADES DE JOR-EL.
Desde muy joven el padre de Superman estuvo interesado en la ciencia y en el estudio del planeta Tierra. Siendo adolescente se encontraba en el interior de una esfera temporal, aparato que hacía que el tiempo transcurriese más despacio para quien estuviera dentro. Pero el funcionamiento fue alterado por un cometa, provocando que la burbuja viajase en el espacio 25 años en el futuro. Y fue a parar a Smallville, encontrándose con un sorprendido Superboy que le reconoció rápidamente. Como Jor-El había estado observando nuestro mundo, hablaba en inglés y no tuvo dificultad en comunicarse con su hijo. Aunque podía manejar la cápsula y volver a su propio tiempo, Jor prefirió pasar unos días en la Tierra en compañía de su nuevo amigo. Clark no se atrevió a revelarle que era su hijo ni a hablarle de la destrucción de Krypton, explicando su presencia en nuestro planeta como resultado de un accidente con una nave. Sin saberlo, Superboy está inventando un origen muy parecido al que años después tendrá Superlópez. Cuando Jor-El va a regresar a su mundo, Kal decide que merece la pena intentar cambiar el destino, y le cuenta la explosión de Krypton para que haga todo lo posible por evitarlo. No llega a desvelarle que es su hijo. También le da una muestra de kryptonita, pero horrorizado Clark comprueba después que se ha equivocado y lo que le ha dado a su padre es amnisio. Un mineral cuyos efectos, como se puede deducir por su nombre, provocan amnesia. La aventura en la Tierra queda borrada de la memoria de Jor (Superboy #121, publicado por Novaro en Supermán #575, no se pudo leer en España porque, como es bien sabido, Superman estuvo prohibido por la dictadura franquista de 1964 a 1970).
Jor-El estuvo implicado en la mayoría de hechos importantes que tuvieron lugar en los años previos a la destrucción de Krypton. Uno de sus primeros logros fue la invención de un utilitario volador que se hizo tremendamente popular, hasta el punto en que se llamó Jor-El, del mismo modo que en la Tierra los coches Ford adquirieron el nombre de su creador. Otro inventor, Zell-Ex, había diseñado una nave muy similar, pero había extraviado los planos. Al enterarse de que Jor había patentado un invento tan parecido, creyó equivocadamente que el padre de Superman había encontrado su proyecto y lo había presentado como suyo. Se dio la circunstancia de que tanto Zell como su hijo Koll residían en Kandor, con lo cual sobrevivieron a la destrucción del planeta. Cuando Superman rescató la ciudad de las garras de Brainiac, Zell supo perfectamente que era el hijo de Jor-El, a quien nunca dejó de odiar. Falleció poco después, pero antes pidió a Koll que se vengara en Kal-El. Koll-Ex también resultó ser un gran inventor, e ideó una máquina que intercambia los cuerpos de lugar. Antes de comprender lo que sucede, Superman se encuentra dentro de Kandor vestido con ropa kryptoniana mientras su para él desconocido enemigo está en el exterior enfundado en su uniforme. Koll-Ex se pone una máscara muy parecida al rostro de Superman, y para que la gente de la Tierra odie a su enemigo se dedica a sembrar el caos y la destrucción con sus superpoderes. Pero no es un criminal y nadie llega a morir en su ansia devastadora. El planeta entero cree que Superman ha enloquecido. Pero Koll no cuenta con Supergirl, quien en esos momentos no se ha dado a conocer al mundo y es el arma secreta de Superman. Rescata a su primo, y con la ayuda de Krypto llevan al espacio la Fortaleza de la Soledad, mientras en el interior pese a su mínimo tamaño Superman se las arregla para distraer a Koll para que no se dé cuenta del plan. Cuando llegan a la luz irradiada por Krypton décadas atrás, Koll ve con espanto que fue él mismo quien accidentalmente destruyó los planos de su padre, comprendiendo la inocencia de Jor-El y lo injusto de su venganza. Vuelve a Kandor intercambiando de nuevo su cuerpo con el de Kal, no sin antes dar una explicación pública por televisión para limpiar el nombre de Superman (Superman # 134, publicado por Novaro en Supermán #270 y en Supermán Librocómic #XI).
En su época de estudiante, Jor-El entabló una gran amistad con otro prometedor joven estudioso, Kimda (a veces nombrado como Kim-Da). Pero ambos se separaron al comenzar su vida laboral. Kimda fue enviado al observatorio de Kandor mientras Jor fue destinado al centro de investigación espacial de Kryptonópolis. La carrera espacial kryptoniana estaba en la práctica abandonada y apenas quedaban algunas naves viejas de tiempos pasados. Cuando se tomó la decisión de reemprender el programa espacial, los responsables fueron el eminente profesor Ken-Dal y… el general Zod. En el complejo espacial Jor-El conoció a la aspirante a astronauta Lara Lor-Van, la cual sería su futura esposa. Otro gran invento de Jor fue un cinturón antigravitatorio. Poco después construyó un cohete experimental de oro. Aunque el primer vuelo no iba a ser tripulado, Lara desobedeciendo órdenes se empeñó en pilotarlo y se estrelló en una luna deshabitada. Se iba a enviar en su rescate otra nave antigua teledirigida, pero Jor-El también de forma clandestina se introdujo dentro para salvarla personalmente (Superman #233, publicado por Novaro en Supermán #858. También recordado en la miniserie World Of Krypton.
Al igual en que en el universo de Tierra-2 antes del descubrimiento de la Zona Fantasma, los criminales más peligrosos eran encerrados en satélites hibernadores. Pero una importante diferencia fue que en el Krypton de Tierra-1 ese sistema carcelario fue ideado por Jor-El (Superman #234, publicado por Novaro en Supermán #865. También recordado varias veces, como en las miniseries Wold Of Krypton y Phantom Zone). Parecía especialmente interesado en el diseño de formas de reclusión que evitaran la pena de muerte. Paradójicamente, colaboró con Jor en la fabricación de dichas cápsulas el científico Jax-Ur, de quien hablaremos más adelante. Pero un poco antes de que Jor-El desarrollara estos sistemas de animación suspendida, en Krypton se utilizó una forma menos sofisticada de exiliar a los delincuentes. Esta condena consistía en el expeditivo método de encerrar al criminal en una nave hermética y arrojarla al espacio para que vagara eternamente. No parece que este destierro perpetuo se utilizara demasiado, entre otras cosas porque ya hemos visto que la carrera espacial kryptoniana estaba prácticamente muerta. De hecho sólo conocemos un caso, el de Klax-Ar, condenado por utilizar su genio científico con fines belicistas. Ni que decir tiene, Jor-El formó parte del jurado que lo sentenció. Su embarcación se estrelló en un planeta deshabitado, donde intentó desarrollar una terrible arma utilizando los enigmáticos rayos atrón. Fracasó, y además experimentar con esos rayos provocó la desaparición de sus poderes kryptonianos. La nave aún funcionaba, y Klax-Ar pudo llegar a la Tierra, donde hizo creer a Superboy que él había provocado la destrucción de Krypton y que con la misma súper arma haría correr a nuestro mundo el mismo destino. Sólo si Kal accedía a acompañarlo en el cohete viajando por el espacio, la Tierra se salvaría. Pero lo que realmente pretendía era recuperar sus poderes absorbiendo los de Superboy mediante una máquina instalada en la nave. Clark se dio cuenta a tiempo y lo que hizo fue mandar a uno de sus robots en su lugar (Superboy #67, reeditado en Giant Superman Annual #5 y publicado por Novaro en Supermán Extra Mayo 1963). Superboy no se molestó en enviar a Klax-Ar a la Zona Fantasma, dado que estaba desprovisto de poderes. Suponemos que todavía continúa vagando por el espacio junto al robot.
Uno de los convictos que fueron condenados antes de que la Zona Fantasma sustituyera a los satélites de hibernación fue Roz-Em. Su delito fue intentar apoderarse de un arsenal de armas prohibidas custodiadas por Nim-El, el hermano gemelo de Jor-El y tío de Kal. Con tal fin alteró sus rasgos para hacerse idéntico a él, pero Nim y Jor le descubrieron y detuvieron a tiempo. La explosión de Krypton dejó su cápsula espacial a la deriva hasta que chocó con un meteorito muchos años después. El malvado Roz-Em, cuya cara seguía siendo la misma de los gemelos El y por tanto igual a la que tendría Superman de adulto, decidió vengarse del único pariente vivo de Nim-El que conocía, su sobrino Kal. Pero al llegar el villano a la Tierra, Superboy le envió a la Zona Fantasma (Adventure Comics #304, publicado por Novaro en Supermán #417).
Entre los amigos científicos de Jor-El se encontraba Ser-Ze, un bioquímico cuyo objetivo era la creación de miembros artificiales para los mutilados. Creó unos microorganismos que modificaban las prótesis metálicas, haciéndolas similares a la carne humana. A su vez se conectaban con el sistema nervioso del portador, quien podía así sentir y utilizar como propios los brazos o piernas artificiales. Pero ocurrió una terrible tragedia. Los microbios eran mucho más inteligentes de lo que parecían, adquirían conciencia propia y transformaban los cuerpos de los pacientes, tomando además por completo el control de sus mentes. Además se multiplicaban con gran rapidez, y tras matar a Ser-Ze, su objetivo fue invadir todo Krypton. La policía descubrió que se les podía destruir con el frío y mediante gases helados pudieron neutralizarlos, sin poder evitar matar en el proceso a los infectados. Jor-El encontró en el laboratorio de su amigo unas probetas en las que quedaban algunos microorganismos. Como aún no había descubierto la Zona Fantasma, los metió en un cofre refrigerado y los envió al espacio, poniendo en la caja una inscripción avisando de lo peligroso del contenido. Esa inscripción sirvió de aviso a Superman cuando la caja terminó llegando (casualmente) a la Tierra. Por suerte Kal conocía toda la historia, pero no pudo evitar que los seres causaran bastantes problemas. Uno de sus robots que había sido destruido fue reparado por el ejército norteamericano para utilizarlo para sus propios fines, y allí se introdujeron los microbios. A su vez, se fusionaron con un general mutilado que estaba resentido con Superman a causa de un malentendido. La criatura resultante, el Kriptonoide, era terriblemente peligrosa, capaz de matar por simple contacto, y de infectar y controlar los metales. Además podía cambiar de forma y tenía poderes kryptonianos. Aun sin poder tocar al ser, Clark se las arregló para destruirlo arrojándolo a un bidón de helio a 300 grados bajo cero (Superman #328 y 329, publicados por Bruguera en Superman #10 y 11. También fueron editados por Novaro en Supermán #1254 y 1258, que no llegaron a ser publicados en España).
Pese a que había un gobierno único para casi todo el planeta, ya hemos visto que estaba formado por la unificación de varias naciones. En una de ellas aparecieron signos de posible guerra, así que Jor-El intentó evitarlo recordando a la opinión pública lo nefasto de los conflictos armados. Existía una ciudad en un satélite artificial deshabitado, así que Jor decidió utilizarlo para mostrar a todo el mundo los espantosos efectos de las guerras. En un cohete metió las más terribles armas que pudo encontrar, para que, operadas por un robot llamado Z-4, arrasaran la ciudad desierta y los kryptonianos comprendieran lo que podría sucederles. Apenas llegó la nave al satélite, Jor-El abandonó el proyecto porque descubrió algo mucho más grave, que Krypton amenazaba con estallar. La posterior explosión del planeta provocó que el cohete también saliera despedido. Naturalmente terminaría llegando a la Tierra, donde, el androide Z-4, que no debía ser muy inteligente o que había sufrido fallos de programación, no tuvo mejor ocurrencia que activar el plan original. Superman, que todo lo ignoraba, se encontró peleando con unas monstruosas y destructivas máquinas muy resistentes y difíciles de derrotar. Cuando consiguió localizar su procedencia, se encontró con Z-4, que le tomó por Jor-El. Las anotaciones de su padre le aclararon todo, y destruyó y enterró la nave y todos los aparatos para que nunca volvieran a amenazar a nadie (Action Comics #216, publicado por Novaro en Supermán #124).
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Texto de Nacho Jordan, formato de Mariano Bayona (2019)
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