8. SECUELAS DE “SUPERMAN´S RETURN TO KRYPTON”.
En varias ocasiones posteriores Superman volvería a viajar en el tiempo y a visitar Krypton antes de su destrucción, pero teniendo cuidado de utilizar naves o aparatos que le permitieran no quedar otra vez atrapado. Por ejemplo, en Superman #157, publicado por Novaro en Supermán #397. O en Action Comics #310, publicado por Novaro en Supermán #484 y en Supermán Librocómic #XXXII. ¿Se le ocurrió alguna vez rescatar a Lyla? Pues sí. Sabía que el pasado no se podía cambiar, pero lo intentó. Lori Lemaris le pidió que impidiera el hundimiento de Atlantis, y ante su sorpresa pudo hacerlo y cambiar el curso de la historia. Así que se dedicó a evitar las muertes violentas de varios personajes históricos. Y envió a Krypton por control remoto un montón de cohetes vacíos, para que Jor-El y muchos más kryptonianos pudieran escapar. La flota llega a la Tierra, y ve descender a sus tíos, a la propia Lyla Lerrol y a sus padres… con él en brazos. Comprende que algo no cuadra, y advierte que ha caído en una trampa temporal que le ha hecho llegar a un mundo paralelo. Ha alterado la historia de esa otra realidad y su presencia por poco provoca la destrucción de ese universo, de modo que jamás se atreverá a regresar (Superman #146, publicado por Novaro en Supermán #332). Que sepamos, no hubo más intentos de salvar a Lyla.
Entre las aventuras en las que Superman regresó a Krypton, hemos localizado una particularmente mala. Da la impresión de que el guionista no había leído “Superman´s Return To Krypton”. O, como tuvo lugar en 1970, quizá ignoró deliberadamente la primera historia pensando que una década después los lectores no la recordarían. Kal volvió a encontrarse con sus padres apenas unos pocos meses o semanas después de “Superman´s Return To Krypton”, sin que se reconocieran mutuamente. Todo arranca al ser convocados Superman y Batman a un centro de experimentación gubernamental. Cuando están llegando, contemplan atónitos a Jor-El y Lara, quienes desaparecen después de decir unas palabras en kryptonés. Clark ha entendido perfectamente que están preparando algún tipo de acto delictivo, cosa que les parece tan inaudita que deciden viajar en el pasado para investigar. Batman se procura antes de partir unas botas anti-gravedad, y envuelto en una armadura protectora, es transportado por su amigo, pues ya sabemos que en aquella época Superman podía viajar por el tiempo. Se hacen pasar por cosmo-cazadores de otra galaxia (nadie les pregunta el significado de esa curiosa profesión), y Jor-El y Lara les acogen en su casa. Ellos no reconocen a Kal, y, él se comporta como si no recordara su anterior aventura. Ni la menciona. Y menos todavía se le ocurre reencontrase con Lyla. La pareja tampoco tiene recuerdo de su breve estancia en la Tierra, lo que haya ocasionado el desplazamiento espacio-temporal también les ha causado una amnesia, que es la única posible (y rebuscada) explicación al hecho de no reconocer a su amigo. Por fin se aclara el enigma. Están preparando una operación en Bokos, y ya sabemos que es una isla donde la única ley es la delincuencia. La única forma de introducirse y pasar desapercibidos es simular ser también criminales. Entre los aspirantes, Superman y Batman demuestran ser los más aptos. El objetivo consiste en rescatar a Calox, un explorador del espacio que llegó a Krypton en la prehistoria, y que ayudó a los aborígenes mostrando tales poderes que le tomaron por un dios. Tras desaparecer durante milenios, ha sido localizado en una excavación en Bokos, pero aparentemente convertido en piedra. Jor piensa que puede seguir vivo aunque hibernado, y por eso quiere robar de la fatídica isla el cuerpo del viajero. Sin problemas, Clark y Bruce rescatan al hombre petrificado, y Jor-El, tras examinarle, determina que está en animación suspendida y que encontrará la forma de revivirle. Hoy sabemos que no pudo llegar a hacerlo a causa de la explosión del planeta. Sólo entonces Superman cae en la cuenta, el muy imbécil, de que no tiene forma de volver a la Tierra. Y repentinamente los dos héroes desaparecen del mismo modo que Jor y Lara al principio de la historia. Se encuentran de nuevo en nuestro mundo, comprendiendo que los trabajos del centro de investigaciones que decíamos al principio son los causantes de los extraños desplazamientos espacio-temporales. Lo peor es que han comprobado que duran 20 minutos, y para evitar que Superman y Batman vuelvan a Krypton, el general responsable de la instalación destruye todos los aparatos, mandando a la basura 22 millones de dólares (World´s Finest #191, si lo llegó a publicar Novaro, lo ignoramos, pero sin duda no fue en ninguna de las colecciones de Superman). Como vemos, fue la segunda vez, aunque muy breve, en la que Jor-El estuvo en la Tierra. En otras aventuras posteriores que veremos recuerda perfectamente a su amigo Kal, de modo que suponemos que la amnesia fue temporal.
Resulta casi superfluo aclarar que Lyla es la misma que aparece casada con Kal-El en los sueños de “El Hombre Que Lo Tenía Todo” (Superman Annual #11, la aventura de Alan Moore tantas y tantas veces reeditada que no vamos a perder espacio y tiempo enumerándolas). Es evidente que ella es más de 20 años mayor que Kal y por tanto poco probable que se hubieran casado de no haber estallado Krypton. Pero al fin y al cabo se trataba de un sueño. Como tal carecía de lógica, y por eso ella podía tener la misma edad de Superman.
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Texto de Nacho Jordan, formato de Mariano Bayona (2019)
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