MAN OF STEEL

Crítica de "Man of Steel" por Nacho Jordán de Madrid

Es necesario ver “El Hombre De Acero” más de una vez para asimilarla del todo y percibir todos sus detalles. A decir verdad con Superman no hay término medio. O una pastelada romántica y aburrida como "Superman Returns" o este derroche de acción desbordada que en algunos momentos puede agobiar por lo desenfrenado del ritmo.

Señalando en primer lugar las cosas negativas, hay alteraciones absurdas e innecesarias de la historia de Superman. Cuando Zod asesina a Jor-El, por ejemplo. O que desde el primer momento Lois ya conozca la identidad de Clark. El Perry negro, aunque está encarnado por un actor que trabaja muy bien, es eso, negro. Es inaudito que no aparezca Jimmy Olsen y sí el más insufrible de los personajes secundarios de Superman, Steve Lombard. Y vaya pinta de idiota le pusieron a Peter Ross, tanto de niño como de adulto. Y el traje, aunque está indiscutiblemente bien trabajado, no es el verdadero traje de Superman, las cosas como son.

Posiblemente, los dos errores más graves son la forma de morir de Jonathan Kent y los tremendos daños colaterales de los combates. La muerte de Jonathan tiene el dudoso honor de ser posiblemente la más estúpida de la historia del cine. Es absurdo, incluso ridículo. Tanto el padre como el hijo parecen competir en un campeonato de imbecilidad. Sin contar que su muerte es totalmente innecesaria para la historia. También es difícil de entender la destrucción que causa Superman en las luchas con los kriptonianos. En “Superman II”, Superman tiene que fingir cobardía porque ve que combatir en Metrópolis está causando gran peligro y ocasionando heridos. Desde el primer momento se da cuenta de que ha hecho mal acudiendo a la ciudad a luchar. Se le ve pasarlo realmente mal cada vez que inocentes se ven amenazados, y descuida su propia seguridad. En cambio, en “El Hombre de Acero”, aunque mantiene la misma preocupación, pues dice a la gente que se encierren en sus casas, a la hora de pelear no hace apenas esfuerzo por alejar los combates de la población. Bien es verdad que sus enemigos tampoco le dan opción y que tiene que luchar con ellos en el lugar donde le atacan, pero no se le ve en ningún momento lamentar los muertos y heridos que ocasionan las batallas.

Otro aspecto a mejorar son los efectos especiales. Van tan rápidos que no resultan nítidos. Realmente no hay escenas de vuelo buenas, siempre de lejos o tan aceleradas que no se ven con claridad. Aunque en honor a la verdad es lo que pasa en todas las películas de superhéroes o de ciencia-ficción de hoy en día. En las de Marvel ocurre exactamente lo mismo. Sólo hay que ver la diferencia en las luchas de espadas láser en las dos trilogías de Star Wars. No es un error de “El Hombre De Acero”. Es que toda la ficción de hoy en día se hace así, y al público le encanta.

Entre los aspectos absurdos, también cabe preguntarse por qué dura tanto el combate de Superman contra Faora y el kriptoniano grandullón sin nombre. Si ya ha visto que basta con reventarles los cascos para dejarles de momento fuera de combate, ¿por qué no se los fríe con visión calorífica? Tampoco es nada lógico que los kriptonianos no hayan envejecido en 33 años, porque salen de su prisión apenas Kripton es destruido. Y tampoco es normal que dentro de una nave se puedan perder los poderes que proporciona un sol amarillo, por muy kriptoniana que sea la nave. Sus células ya están recargadas de energía amarilla, y en descargarse se tarda días, o por lo menos horas.

No podemos olvidar las actitudes disparatadas de los dos padres de Superman, tanto el kriptoniano como el terrestre. “Aquí estamos todos muertos” es la respuesta de Jor-El cuando le preguntan si recomienda evacuar Kripton. Dicho de otra forma, salvar la vida de los millones de kriptonianos le importa tres pepinos. ¿Para qué se molesta en dar la alarma, entonces? Pasar desapercibido y huir del planeta con su familia habría sido lo más sensato, si realmente piensa así. Y le hubiera dado tiempo de sobra a construir una nave más grande, al contrario que en otras versiones, en las que Kal-El es enviado a la Tierra momentos antes de la destrucción de Kripton. Esta vez desde la huida del niño a la explosión del planeta hay un buen lapso de tiempo, suficiente al menos para detener, juzgar y condenar a los conspiradores. Y Lara tampoco mueve un dedo por intentar salvarse. En cuanto a Jonathan, es un completo majadero. No sólo por suicidarse de la forma más estúpida, es tan idiota que recrimina a Clark haber salvado la vida de sus compañeros. Cuando su hijo le pregunta si debería haberlos dejado morir, su respuesta es “tal vez”. Sobran los comentarios.

Por último, también hay que mencionar la música. No está mal, pero ni por asomo está al nivel de la de las películas clásicas. El himno de Williams siempre se asociará con Superman, irán unidos para eternamente de la mano, y uno de los pocos aciertos de “Superman Returns” fue conservarlo.

MAN OF STEEL

Después de todo lo dicho, quien lea estas opiniones puede pensar que para el que las escribe la película es un completo bodrio. Pues no es así, porque los aspectos positivos superan a los negativos, empezando por los actores escogidos, principalmente el que encarna al protagonista. Cavill como Superman es posiblemente la mejor elección que se podía haber tomado hoy en día, aunque como Christopher Reeve jamás podrá haber ninguno. Es como Johnny Weissmüller con Tarzán, como Peter Sellers con el inspector Clouseau o como Sean Connery con James Bond. En todos los casos hubo otros intérpretes, los ha habido y los habrá después, pero ninguno tendrá jamás la posibilidad de hacerles sombra. Son cosas del cine. A veces hay un actor con el que se acierta de pleno, y después no hay forma de superarlo. Y partiendo de esta base, Cavill ha hecho un gran trabajo. En general todos los actores son muy buenos.

Pese a los errores de guión ya mencionados, la película está muy bien llevada. Hay que reconocer que se pasa el tiempo en un soplo, la emoción y el interés se mantienen en todo momento, y no se hace larga aunque lo sea. Las digresiones con los recuerdos del pasado duran exactamente lo justo para no romper el ritmo narrativo ni resultar pesados.

En esta ocasión vemos a Superman pasarlo realmente mal. Sin ninguna experiencia en combate ni en utilizar a pleno rendimiento sus poderes, demuestra su valor y su heroísmo enfrentándose a unos enemigos que no sólo están a su nivel, incluso le superan. Luchan apoyados por armamento y armaduras de los que él carece, y por supuesto son superiores en número. Cuando consigue quitarse de encima a alguno, el vencido no tiene más que retirarse, que ya vienen otros a ocupar su lugar. Superman no tiene apenas respiro desde que escapa de la nave kriptoniana. No sólo tiene que combatir a Zod y sus esbirros, además al principio se enfrenta a la desconfianza de los mismos a los que está intentando proteger. Es una situación totalmente estresante para él, agobio que se traslada al espectador.

Los villanos están muy logrados, incluso no les faltan matices, pues Zod reconoce que lamenta haber matado a Jor-El. En el fondo no son más que el resultado de la educación recibida, para ellos no entra en la cabeza tener hijos de forma natural para perpetuar su especie, ni respetar la vida autóctona de otros planetas. También es un acierto el activo papel que tiene Jor-El, no limitándose con enviar a Kal a la Tierra y punto. Será difícil que vuelva a aparecer en las secuelas después de la destrucción de todos los artefactos y naves procedentes de Kripton.

El combate final entre Superman y Zod era la asignatura pendiente desde “Superman II”. Kriptoniano contra kriptoniano, poder contra poder, igual contra igual. Nadie puede culpar a Superman de matar al general. ¿Qué otra cosa puede hacer? Quizá puede posponerlo, pero es totalmente inevitable, como dice el propio Zod. ¿Cómo puede detenerle si no? No hay prisión en la Tierra capaz de encerrarle, como no la hay para Superman. Zod es un enemigo tan poderoso que se puede utilizar muy pocas veces. Para él sólo hay dos destinos posibles, la Zona Fantasma o la muerte. En “Superman II” es asesinado a sangre fría. En el montaje de Richard Donner vemos que cuando Superman hace retroceder el tiempo, los tres forajidos vuelven a su encierro y por tanto no mueren. Pero en la versión que ha llegado al gran público, Superman comete sin ninguna discusión un crimen, por muy divertido que resulte. En “El Hombre De Acero” no hay ningún lugar para la polémica. Zod ha dejado bien claro que va arrasar el planeta y no hay nada capaz de frenarlo que no sea la muerte.

En resumidas cuentas, pese a todos sus fallos esta nueva película ha dejado en general satisfechos a los fans de Superman, además de atraer a público nuevo, y eso es lo que cuenta. Esperemos que las secuelas no repitan los mismos errores y que como mínimo estén al nivel de “El Hombre De Acero”.

Nacho Jordán

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