ADVENTURE COMICS 276 (NOVARO 309)    SUPERBOY 49 (NOVARO 102)

"Autoplagios en la obra de Superman" por mi amigo Nacho Jordán de Madrid


AUTOPLAGIOS EN SUPERMAN

Un fenómeno escasamente conocido de los años 50 y 60 y que hemos descubierto casi por casualidad, es que los guionistas se copiaban entre sí las historias con muy poco disimulo. No hablamos de cómo las aventuras de los comic-books eran adaptadas a las tiras de prensa. Tampoco de homenajes como el que vimos en el especial de Simonson de 1992, donde se rendía tributo a la historia de 20 años antes en la que desaparecía la kriptonita y Superman se encontraba con un doble de arena (recopilada en el tono de Planeta “Kriptonita Nunca Más”). Ni del redibujo que hizo Byrne del primer encuentro entre Clark y Lemaris. Casos como estos son homenajes, no copias descaradas que se hacen pasar por originales. No podemos saberlo a ciencia cierta por la ausencia de créditos, pero quizá incluso era el mismo guionista el que aprovechaba su propio guión para cobrar dos veces por el mismo. Al cabo de cinco ó diez años, ¿quién se iba a acordar? En nuestro país Manuel Vázquez fue un completo experto en esta materia.

Veamos cuatro ejemplos que demuestran sin ninguna duda que esta práctica existía, si bien no sabemos si tenía lugar con mucha frecuencia.

El primero de ellos es referido a Superboy. La aventura consiste en que viaja al espacio, donde cae accidentalmente en un asteroide rodeado de kriptonita que va descendiendo poco a poco, amenazando con cubrir toda la superficie y matarle. No hay escapatoria al perder sus poderes por la proximidad de la sustancia radiactiva. Pero en el asteroide se encuentra un robot procedente de Kripton con el que entabla una gran amistad. Pasado el tiempo, cuando la kriptonita baja más y más, contra la voluntad de Superboy, el androide se sacrifica para salvarle. Esta historia fue contada dos veces con diferencias de guión mínimas, entre ellas el nombre de los robots, Metallo y Rometal respectivamente. La primera de ellas se tituló “Metallo de Kripton”, apareció en el nº 49 de SUPERBOY (junio de 1956) y publicada en el nº 102 de la colección SUPERMAN de Novaro, y reeditado de nuevo en el tomo 26 de la colección LIBROCóMIC. La segunda vez fue en el nº 276 de ADVENTURE COMICS (septiembre de 1960), con el título de “El Robinson Crusoe del espacio”, y Novaro la publicó en el 309 de su colección. Basta con ver las portadas para darse cuenta de que Metallo y Rometal son idénticos. Sin duda su fabricante fue el mismo.

ADVENTURE COMICS 291    ADVENTURE COMICS 183

También el segundo es referido a Superboy. Lo menciona Mariano Bayona en su Fanzine Extra nº 13, Superboy 1955-1969. Dicho fanzine es de 1994. Cito textualmente: “la historia del ADVENTURE COMIC 291 de Diciembre 1961 titulada “Superboy´s Romance With Cleopatra!”, está inspirada (o copiada) de la historia “Superboy and Cleopatra” del ADVENTURE COMICS 183 de Diciembre 1952. Los dibujos son diferentes, pero el guión es el mismo, con pequeñas variaciones introducidas en el 291. Las dos Cleopatras son Lana Lang disfrazada para engañar a Superboy, que ha declarado públicamente que la mujer que más le interesa en la vida es Cleopatra, para poder librarse del acoso de miles de admiradoras.” Las portadas hablan por sí solas.

SUPERMAN 117 (NOVARO 149)    SUPERMAN 117

SUPERMAN 229    NOVARO 831

El tercero tiene a Superman por protagonista. Para celebrar los 25 años de Perry White en el Planet, se le entrega una placa firmada por todos sus amigos, entre ellos Superman y Clark Kent. Superman estudia las inscripciones de un extraño artefacto. Al poco tiempo, Clark intenta matar a White. Superman no recuerda nada de lo que ha hecho como Clark. Y lo peor es que ocurre varias veces. Finalmente, en otro de sus ataques contra Perry, en vez de acertarle destroza las firmas de la placa antes mencionada y finge despertar de un trance. El propio editor le disculpa creyendo que algún enemigo ha intentado matarle hipnotizando a su reportero. La realidad es que las balas, bombas y cuchillos que arrojaba Kent no iban contra su jefe, sino contra la dicha placa, intentaba borrar las firmas porque cualquiera podría darse cuenta de que la de Superman y la de Clark tenían la misma letra. Había tocado inadvertidamente con sus gafas el aparato alienígena, por lo que, cada vez que se las ponía, se volvía sonámbulo y al quitárselas olvidaba lo sucedido. El primer título fue “Clark Kent, el Misterioso”, en el nº 117 de SUPERMAN (noviembre de 1957) editado por Novaro en el 149 de la colección regular y también en el LIBROCóMIC nº 32. El segundo fue “Clark Kent, Homicida”, y apareció en el nº 229 de SUPERMAN (agosto de 1970) y Novaro lo publicó en su 831. Aunque desconocemos los guionistas, el autor gráfico de ambas aventuras es Wayne Boring. ¿Qué pensaría cuando tuvo que dibujar la misma historia por segunda vez? También hay que señalar que en 1970 Boring ya no trabajaba en Superman, había sido despedido en 1967, así que la segunda historia no debió de aparecer originalmente en el 229 de SUPERMAN, sin duda fue una reedición. Desconocemos, por tanto, la fecha exacta, pero la diferencia de estilo de Wayne Boring entre ambas aventuras delata varios años de diferencia. Como si tantas curiosidades no fueran pocas, en “Clark Kent, Homicida” las cabezas de Lois Lane, y sólo las cabezas, están dibujadas por Kurt Schaffenberger.

LOIS LANE 19    LOIS LANE 33

LOIS LANE 19    LOIS LANE 33

NOVARO 1073    LOIS LANE 33

El cuarto le corresponde a Lois Lane. Cuando casualmente se encuentra disfrazada de romana, de una forma que ella no entiende y los lectores a duras penas, se ve trasladada en el espacio y en el tiempo, yendo a parar a la antigua Roma. Casi sin poder asimilar lo que le está pasando, se ve tomada por una esclava y tratada como tal. Aunque, en honor a la verdad, va a parar a manos de unos amos que no practican con ella las salvajadas tan comunes en aquella época, evidentemente la censura tiene algo que ver. Llega a sus oídos las hazañas de un guerrero que se dedica a luchar contra las injusticias, y por supuesto, a liberar esclavos. Aunque no tiene superpoderes, su fuerza es colosal. Ni que decir tiene, el tipo también tiene identidad secreta. Lois no tarda en descubrirle y él, admirado de su inteligencia y belleza, la propone matrimonio. Pensando que nunca volverá al siglo XX, ella acepta, pero repentinamente se ve transportada de nuevo a nuestros días. La primera vez apareció en el nº 19 de LOIS LANE (1960) y en el nº 1073 de la colección Novaro (mucho más tarde, en 1976), con el título “El Superman del Pasado”. Tan sólo dos años después, en 1962, en el nº 33 de la misma serie se publicó la segunda versión, “Lois Lane, Esclava”, reeditada nuevamente el nº 95 (1969). Suponemos que también apareció en la colección de Novaro, pero no sabemos en qué número. Quizá por esa excesiva proximidad temporal, los detalles son mucho más dispares en un intento por disimular la copia el máximo posible. El primer héroe se llama Sansón, luce una tupida barba y se hace pasar por un bufón. El segundo es Petronius, va afeitado y su coartada es la de un poderoso terrateniente. En la primera aventura Lois viaja en el tiempo por el efecto de unas plantas mágicas, en la segunda por culpa de una bomba temporal que le arroja un gangster. Las dos historias fueron dibujadas por Kurt Schaffenberger.

Como decimos, sólo el azar nos ha permitido advertir esta curiosa, y en cierto modo fraudulenta, forma de proceder de los guionistas de aquellos años. Si de pura suerte y sin buscar nada hemos detectado cuatro casos, sin duda una investigación más minuciosa sacará a la luz más ejemplos.

Nacho Jordán


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